El grano y la paja en la vida

Desde que existen las redes sociales parece que todo se mueve más. Y es posible que tanta interacción hace mucho ruido.

La pregunta interesante para hacerse uno mismo es ¿necesito esto para tomar conciencia de la vida?

Pero las personas solemos prestar atención a quien conocemos, a quienes sentimos que nos representan dentro de esta jerarquía social, también es necesaria la atención hacia quienes tenemos unos lazos familiares, de amistad, u otras personas dentro del ámbito social y económico. Pero siento que algo me dejo...

Y aparece la frase de una amiga que recuerda, con el ceño fruncido, eso de que nos acordamos de santa Bárbara cuando truena.

Y mira que yo sonrío con la frasecita. Pero me pregunto ¿qué hacer antes de los truenos? Nunca sabes lo que va a suceder, pero esta amiga me recuerda siempre la filosofía como sabiduría sencilla, que te pone cerca del grano, y esto sirve para distinguir la mucha paja que hay.

Yo no quiero cosas que me digan, prefiero cosas que me llenen, que me hagan sentir que estoy vivo, y que todo lo que existe en el planeta es belleza sin igual. Pero esto lo pienso cuando estoy solo, y me recuerdo que estar vivo, parece que cada vez se parece menos al entramado que hemos hecho en la sociedad.

Y aparece la amiga con el pensamiento de las pequeñas cosas. Pero a veces tengo que vaciarme mucho para llegar a alguna de ellas.

Al final es como en el mejor de los principios: mantener los ojos cerrados y mirar adentro, a ver qué encuentras hoy, y te permites unos instantes de vislumbrar en el gran universo, los granos estrellados que algo dicen más allá de cualquier cosa que llamamos sociedad.

Igual hay que empezar por lo pequeño, y buscarlo dentro de uno, —me digo.

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