Introducción
Muchas veces las palabras están pensadas hasta que te paras, y miras una con fijación, y descubres que algo te está diciendo, sin que sea el concepto arraigado en la mente quien la descubre.
Este relato propone que el llamado voluntariado es más que una acción social. Propone que los conceptos como antigüedad, espiritual, interior, tiempo, no son solo palabras que hemos cogido las personas e interpretado libremente, anulando algún otro significado quizás inalcanzable en la mente, pero no en el interior que aguarda cuya puerta es el corazón.
Tratamos de exponer una sencilla consideración sobre el ser humano más allá de la mente, más allá del yo personal. ¿Nos acompañas?

¿Qué es el interior?

En una pequeña ciudad donde el ritmo de la vida parecía acelerarse cada día más, Daniel y Belén se encontraron en el rincón de un café, rodeados del murmullo de conversaciones ajenas y el aroma a café recién hecho. Ambos eran miembros de una entidad sin ánimo de lucro, dedicada a proyectos educativos y de formación desde el paradigma de la impersonalidad. Sin embargo, a menudo se preguntaban por qué, a pesar de sus esfuerzos, la sensibilidad hacia los demás parecía desvanecerse en la sociedad contemporánea.

—Es evidente que la sociedad requiere seres altruistas, pero parece haber algo que frena nuestra sensibilidad hacia los demás, –exclamó Daniel pensativo mientras removía su café.
Belén asintió, correspondiendo a la emoción de Daniel:
—Pero hay algo que frena esa sensibilidad. La gente se ha encerrado en sus propias burbujas y lo material ha tomado el control de sus vidas. Lo que hacemos refleja lo que somos y en este momento parece que muchos hemos olvidado esa conexión. Hemos olvidado la conciencia.
Ambos coincidían en que, en las últimas décadas, lo material había tomado un protagonismo desmedido, eclipsando los valores que alguna vez unieron a las personas.

—La gente parece haber olvidado lo que significa ser verdaderamente altruista, –continuó Belén. Y lo que me preocupa es que esta desconexión se refleja en la forma en que vivimos nuestras vidas.
Ambos amigos comenzaron a reflexionar sobre sus propias experiencias y sobre cómo la filosofía puede ofrecer respuestas. La idea de que el voluntario exterior proviene del voluntario interior resonó en sus mentes.
—¡Quizás deberíamos indagar en los antiguos cánones de sabiduría!, –sugirió Belén emocionada. La esencia de lo que significa ser humano ha sido discutida durante milenios. ¡Allí encontraremos la clave para reavivar el altruismo en nuestra comunidad!
Daniel se iluminó con la idea:

—Exactamente. El voluntario externo proviene del voluntario interno. Necesitamos trabajar en torno al paradigma de quiénes somos y qué representamos. Debemos abrir nuestras mentes y corazones, para trascender la superficialidad y volver a las enseñanzas ancestrales que nos recuerdan la esencia de la humanidad. Sin duda hay muchos referentes que nos han legado, y no creo que sean meras divagaciones. Hay que investigar los mitos, los símbolos que reflejan que la antigüedad no es solo antigua, sino que tiene un peso muy específico que investigar y sacar conclusiones.
—¿Recuerdas los videos del sociólogo Graham Hancock? –preguntó Belén exponiendo su dulce mirada.
—Sí Belén. Los disfruté como otros al respecto de civilizaciones anteriores, que eran avanzadas según quienes las han descrito, y estas cosas han ido apareciendo en formato libro, y existe mucha información el internet al respecto… que merece la pena conocer y sacar conclusiones.

Ambos estaban complacidos de la simiente de esta conversación. Decidieron organizar un ciclo de charlas en su asociación, donde invitarían a filósofos y pensadores locales para discutir sobre la moral y el altruismo desde una perspectiva histórica y espiritual. El primer paso lo imaginaron con la exposición y debate sobre "La esencia del ser: del materialismo al altruismo", y esto lo trabajarían desde la convulsión que debe vivir el ser humano, para llegar a reconocer que la propia naturaleza, está unida al cosmos que tiene sus leyes, y el ser humano las trasgrede por falta de sensibilidad interna.
Comentaron esta idea simiente a los demás compañeros de la asociación, produciendo, el que las conversaciones entre todos se hacían más profundas y alentadoras a partir del tema propuesto. El voluntario interior dio pie a que Daniel, Belén y los demás se dieran cuenta de que la gente no solo necesitaba escuchar sobre altruismo; necesitaba sentirse parte de algo más grande que ellos mismos, una comunidad que valorara la conexión humana por encima de lo material.
Una tarde, mientras revisaba las notas de la última reunión, Belén exclamó emocionada:
—¡Lo que hemos descubierto es increíble! La verdadera transformación comienza desde adentro. Cuando cada uno de nosotros abre la mente y el corazón, comenzamos a trascender la realidad del ser humano.

Daniel sonrió con alegría al reconocer la verdad en sus palabras:
—¡Exactamente! Y eso es lo que hemos tratado de aventurar, pues, el voluntario genuino no es solo alguien que ayuda en un momento de necesidad sino alguien que vive en coherencia con esos valores primigenios todos los días.
Belén se adelantó con una perspectiva interesante:
—No hace mucho pensaba, que la humanidad hemos recibido verdaderos legados escritos, los cuales encontré rescatando saberes ancestrales provenientes de Platón y otros. Y me di cuenta de que la esencia misma de la humanidad radica en la conexión con los demás, en el acto generoso sin esperar nada a cambio. Pero que esto es más que una frase hecha, yo creo que conlleva una energía que necesita la sociedad para crear una potente conmoción en nuestros corazones. Me quedé con la copla de que la ignorancia propicia el miedo, y el conocimiento que despierta dentro es donde anida el porvenir de todos, del cual debemos tomar conciencia y reflexionar como algo pendiente.

Ellos aún no lo sabían, pero estaban ante algo sencillo y profundo sobre el ser humano, que no proviene de ningún dictado de la sociedad, pues se trata de una perspectiva que evoca un proceso, hay quien dice que es un viaje interior que te conduce a conectar sintiendo que eres parte integral de un todo mayor.
El voluntario interior (versión audio)
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