¿Son solo películas?

Películas como "Ultimatum a la Tierra" (2008), Abyss (1989) contienen una base incrustada en el argumento, que sugiere planteamientos más allá del término conspiranoico tan utilizado últimamente.

"Ultimatum a la Tierra" en la sinopsis nos cuenta: En esta película de ciencia ficción, un extraterrestre que se presenta con aspecto humano, Klaatu (Keanu Reeves, 'Matrix'), provoca un gran revuelo en el planeta. Mientras el gobierno y los científicos se afanan por descubrir sus secretos, la Dra. Helen Benson (Jennifer Connelly, 'Qué les pasa a los hombres') logra establecer comunicación con él. A través de este contacto, ella comprende el propósito de su visita: Klaatu ha venido con la intención de salvar la Tierra, independientemente de la participación de la humanidad.

"Abyss" es también un film de ciencia ficción: Un grupo de científicos de una plataforma petrolera ha sido reclutado por la marina de Estados Unidos para participar en el rescate de un submarino nuclear que ha quedado atrapado en extrañas circunstancias en el fondo del océano, justo en el límite de una profunda grieta de varios kilómetros. A estos científicos se les unirá un equipo de fuerzas especiales del ejército. Pronto, los investigadores empiezan a sospechar que los eventos que ocurren en las profundidades abisales son tan inusuales que inicialmente no pueden comprenderlos.

Ambas películas ponen de manifiesto la mala marcha de la humanidad, al respecto del propio planeta, y de la humanidad en su globalidad. Y lo coincidente en ambas es que tal manifiesto no tiene procedencia humana... Este aspecto aparece bien definido en esta secuencia de "Abyss" VER SECUENCIA. El propio canal que la difunde, nos avisa de que en algunas versiones de este film ha sido eliminada.

Lo propuesto en esta corta entrada, es un aviso a la necesidad de concienciarnos como personas vivas, sin la tanta demagogia que nos infunden los medios tradicionales de comunicación. Porque la siempre buena noticia es que podemos cambiar, aunque sea renunciando a muchas cosas que, en realidad, no necesitamos, y encontrar en esa renuncia un silencio primigenio, que algunos llaman conciencia.

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